La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta entre el 10 % y el 15 % de las mujeres en edad reproductiva. Se caracteriza por el crecimiento de tejido endometrial fuera del útero, lo que puede provocar síntomas como dolor menstrual intenso (dismenorrea), dolor pélvico crónico, fatiga y posibles problemas de fertilidad.
Aunque los tratamientos convencionales incluyen terapias hormonales e incluso cirugía, muchas mujeres buscan complementar el tratamiento médico con cambios en el estilo de vida, como mejorar la alimentación, realizar ejercicio físico o buscar apoyo psicológico para una mejor gestión del estrés.
¿Cómo influye la dieta en la endometriosis?
La endometriosis es una enfermedad dependiente de estrógenos y de naturaleza inflamatoria, en la que también interviene el sistema inmunitario. Ciertos patrones alimentarios pueden influir en la inflamación, el estrés oxidativo y el metabolismo, afectando así la progresión y sintomatología de la enfermedad.
Según estudios recientes, una dieta rica en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y compuestos “antiinflamatorios” podría reducir la severidad de los síntomas. Por el contrario, una alimentación alta en grasas trans, carnes rojas y productos ultra procesados podría agravarlos.
Dieta y Endometriosis: ¿Qué dice la evidencia científica?
Ante todo, es importante comprender que no existen alimentos específicos que, por sí solos, mejoren los síntomas de la endometriosis. Más bien, es el conjunto de la dieta el que impactará en los mecanismos inflamatorios y en el metabolismo hormonal, influyendo en la evolución de la enfermedad.
Ácidos grasos Omega-3 y Omega-6
Los ácidos grasos omega-3, presentes en el pescado azul, las semillas de lino y las nueces, aportan EPA y DHA, compuestos con propiedades moduladoras de la inflamación. Su consumo puede ayudar a regular la producción de prostaglandinas proinflamatorias, sustancias implicadas en el dolor menstrual.
Por el contrario, un exceso de ácidos grasos omega-6, presentes en aceites vegetales refinados y productos ultraprocesados, puede favorecer la inflamación y empeorar los síntomas de la endometriosis.
Antioxidantes: Vitaminas C y E, zinc y selenio
Las mujeres con endometriosis suelen presentar un mayor estrés oxidativo, lo que puede agravar la inflamación y el daño celular. Incluir en la dieta fuentes ricas en antioxidantes puede ayudar a contrarrestar este efecto.
Fuentes ricas en estos micronutrientes:
- Vitamina C: cítricos (naranjas, kiwis, fresas), pimientos, brócoli y perejil.
- Vitamina E: frutos secos (almendras, avellanas), semillas de girasol, aceite de oliva virgen extra y espinacas.
- Zinc: mariscos (ostras, mejillones), carne de ave, legumbres (garbanzos, lentejas) y frutos secos (nueces, anacardos).
- Selenio: nueces de Brasil, pescados (atún, salmón), huevos y cereales integrales
Vitamina D y calcio
La vitamina D desempeña un papel inmunomodulador y participa en los procesos inflamatorios, por lo que mantener niveles adecuados es importante en la endometriosis.
Además, el calcio, presente en productos lácteos y vegetales de hoja verde, podría contribuir a la modulación del dolor.
Fibra y metabolismo de los estrógenos
Una dieta rica en fibra, procedente de cereales integrales, frutas y verduras, puede ayudar a regular los niveles de estrógenos al favorecer su eliminación a través de las heces. Esto es especialmente importante en la endometriosis, ya que los estrógenos elevados pueden estimular el crecimiento del tejido endometrial ectópico.
Reducción de alimentos “proinflamatorios”
El consumo excesivo de carne roja, embutidos, productos ultraprocesados y azúcares refinados se ha asociado con un mayor riesgo de endometriosis y un aumento en la gravedad de los síntomas.
En este artículo te cuento cómo el alcohol afecta a la endometriosis y por qué deberías evitarlo.
Tipos de dietas y Endometriosis ¿Existe la dieta para la endometriosis?
La realidad es que no existe una única dieta específica para la endometriosis con respaldo científico. Aunque algunas tendencias dietéticas, como la eliminación de lácteos o gluten, han ganado popularidad, la evidencia actual no ha demostrado que estas restricciones sean necesarias o beneficiosas para todas las mujeres con endometriosis.
Es cierto que, en algunos casos, la eliminación del gluten o los lácteos podría resultar beneficiosa, pero solo cuando está debidamente justificada. El hecho de que algunas personas experimenten mejoría al modificar ciertos patrones alimentarios no significa que esta estrategia sea efectiva para todos. Estos efectos positivos son individuales y no pueden extrapolarse de manera generalizada.
Recuerda que eliminar el gluten sin una justificación médica no se recomienda. Si tienes dudas, consulta con un profesional que evalúe si esta estrategia es adecuada para tu caso.
Por otro lado, la dieta baja en FODMAP restringe ciertos carbohidratos fermentables (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) presentes en alimentos como el trigo, algunas frutas, legumbres y lácteos. Se ha asociado con mejoras en síntomas digestivos como hinchazón y dolor abdominal, así como con la reducción del dolor en mujeres con endometriosis. No obstante, al tratarse de una dieta restrictiva, debe ser supervisada por un profesional para evitar déficits nutricionales.
¿Qué cambios dietéticos pueden ayudar?
Recomendaciones basadas en la evidencia:
- Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas ricas en antioxidantes (lavarlas bien para evitar la ingesta de Disruptores endocrinos procedentes de los pesticidas).
- Incorporar pescado azul, semillas de lino y chía para aumentar el aporte de omega-3.
- Priorizar proteínas vegetales y carnes magras.
- Evitar las carnes rojas y procesadas como los embutidos.
- Optar por grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra (AOVE), frutos secos o aguacate.
- Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares refinados.
- Reducir o, aún mejor, eliminar el consumo de alcohol.
Y, sobre todo, evita eliminar alimentos o grupos de alimentos por tu cuenta sin una justificación adecuada y la valoración de un profesional. Aunque no existen alimentos imprescindibles, excluir grupos como los lácteos o el gluten sin una razón fundamentada puede llevar a una alimentación innecesariamente restrictiva, dificultando su sostenibilidad a largo plazo.
Conclusión
Si bien la alimentación no es una cura para la endometriosis, puede ser una buena herramienta para reducir la inflamación y mejorar los síntomas. Seguir un patrón dietético equilibrado, basado en alimentos ricos en antioxidantes, puede ayudar a mejorar los síntomas y por tanto, aumentar la calidad de vida.
Cada caso es único, por lo que será fundamental contar con la orientación de un profesional para diseñar un plan de alimentación personalizado y sostenible.
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Bibliografía:
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