Los miomas uterinos, también conocidos como fibromas o leiomiomas, son tumores benignos que se desarrollan en el músculo liso del útero o miometrio.
¿Es peligroso tener miomas?
Aunque el nombre “tumor” puede asustar, la realidad es que es muy complicado que malignicen y se vuelvan cancerígenos.
Los miomas uterinos son muy frecuentes y pueden llegar a afectar a un 70% de las mujeres en edad fértil.
A pesar de que son benignos, si pueden afectar la calidad de vida por los síntomas que producen. Por eso, el diagnóstico y el seguimiento por parte de ginecología son fundamentales.
¿Qué síntomas producen?
Aunque muchas mujeres no presentan síntomas, en otros casos pueden causar:
- Sangrados menstruales abundantes o prolongados. Si el sangrado supera los 80 ml en cada menstruación, se corre el riesgo de sufrir anemia (en este artículo puedes comprobar si tu ciclo menstrual es saludable)
- Dolor pélvico o sensación de presión en la zona abdominal. Especialmente cuando los miomas son grandes o múltiples. Muchas mujeres refieren sentir “un peso” en la parte baja del abdomen debido a la presión que ejercen los miomas.
- Infertilidad o complicaciones en el embarazo: los miomas, especialmente los de tipo submucoso puede dificultar la implantación del embrión al alterar la forma y el revestimiento del útero, ya que crecen hacia la cavidad uterina.
- Síntomas urinarios o intestinales debido a la compresión de órganos cercanos: Si los miomas son de gran tamaño o están ubicados en la parte externa del útero (subserosos) pueden presionar órganos cercanos como la vejiga o el recto, causando síntomas molestos. La compresión de la vejiga puede provocar micción frecuente, dificultad para vaciarla por completo o sensación de urgencia urinaria. Cuando el mioma presiona el intestino, puede aparecer estreñimiento crónico, dolor al evacuar e incluso sensación de plenitud abdominal.
- Síntomas menos comunes: En raras ocasiones, un mioma pediculado puede torcerse, causando dolor agudo repentino que requiere atención médica inmediata.
Según su ubicación en el útero, los miomas se clasifican en submucosos, intramurales, subserosos, pediculados y cervicales, lo que influye directamente en los síntomas y el tratamiento.
¿Por qué aparecen los miomas uterinos?
Aunque la causa exacta de los miomas uterinos no se conoce con exactitud, si sabemos que su desarrollo está vinculado a factores hormonales (exógenos y endógenos), genéticos, la raza (mayor prevalencia en raza negra) y al estilo de vida.
- Hormonas sexuales: Estrógenos y progesterona: Los miomas son hormonodependientes, lo que significa que su crecimiento está regulado por hormonas como los estrógenos. Los estrógenos se producen en los ovarios y estimulan la proliferación de las células musculares del útero, favoreciendo la formación y crecimiento del mioma. Por eso, los miomas suelen desarrollarse durante la edad reproductiva (sobre todo entre los 30-40 años) y tienden a disminuir después de la menopausia, ya que en esta etapa la cantidad de estrógenos circulante desciende drásticamente.
- Factores genéticos: La predisposición genética también es clave, ya que, si otras mujeres de la familia (madre, hermanas o abuelas) han tenido miomas, el riesgo de desarrollarlos es mucho mayor.
- Otros factores de riesgo:
- Edad: Los miomas son más comunes entre los 30 y 50 años debido a que los años de exposición a estrógenos aumenta con la edad.
- Historial familiar: El riesgo aumenta significativamente si hay antecedentes familiares.
- Porcentaje de grasa elevado: El tejido adiposo (la grasa corporal) puede elevar los niveles de estrógenos porque es un órgano capaz de producir esta hormona, lo que favorecerá el crecimiento de los miomas.
- Menarquia temprana (primera menstruación antes de los 10-11 años): Cuanto más temprano comienza la menstruación, mayor será el número de ciclos menstruales a lo largo de la vida y, por tanto, mayor será la exposición prolongada a los estrógenos.
- No haber tenido hijos (nuliparidad): El embarazo y la lactancia materna parecen ejercer un efecto protector frente al ambiente hiperestrogénico. Aunque durante el embarazo se producen altos niveles de estrógenos, la progesterona actúa como un regulador, amortiguando su efecto y ayudando a reducir el riesgo de desarrollar miomas.
- Otros factores en estudio: Aunque menos claros, factores como la alimentación y el estrés crónico también podrían influir, ya que afectan el equilibrio hormonal y el metabolismo.
¿Cómo se diagnostican los miomas uterinos?
El diagnóstico de los miomas uterinos suele realizarse en la consulta ginecológica de rutina, especialmente si la paciente presenta síntomas como sangrados anormales o dolor pélvico. Las principales herramientas de diagnóstico son:
- Exploración física: Durante el examen ginecológico, se puede detectar un aumento del tamaño del útero o irregularidades en su forma.
- Ecografía transvaginal: Es la prueba más utilizada para identificar miomas. Permite visualizar el útero detalladamente y determinar el número, tamaño y localización de los miomas.
- Resonancia magnética (RM): Se utiliza cuando es necesario un estudio más preciso, especialmente en casos complejos o cuando se está planificando un tratamiento quirúrgico. La RM ayuda a diferenciar los miomas de otras patologías y a evaluar el impacto en órganos cercanos.
- Histeroscopia: Consiste en la introducción de una pequeña cámara en el interior del útero para observar directamente la cavidad uterina. Es útil para diagnosticar miomas submucosos.
- Otros estudios complementarios: En algunos casos, puede ser necesario realizar una biopsia endometrial para descartar otras causas de sangrado uterino anormal o pruebas de laboratorio para evaluar el impacto del mioma en la salud general (por ejemplo, anemia por sangrado crónico).
¿Cómo se tratan los miomas uterinos?
El tratamiento de los miomas uterinos varía según el tamaño, la ubicación, el número y la gravedad de los síntomas. En algunos casos no se requiere tratamiento, en otros se necesitan opciones médicas o quirúrgicas para mejorar su calidad de vida.
Opciones de tratamiento:
- Tratamiento médico
- Anticonceptivos hormonales combinados: Ayudan a controlar el sangrado menstrual y el crecimiento del mioma, pero no reducen el tamaño de este.
- Moduladores selectivos del receptor de progesterona (SPRMs): Como el acetato de ulipristal, que puede reducir el tamaño del mioma y controlar el sangrado.
- Agonistas de la GnRH: Reducen temporalmente el tamaño de los miomas al inducir un ambiente hormonal similar al de la menopausia. Su uso prolongado puede causar efectos secundarios como pérdida de densidad mineral ósea.
- Procedimientos mínimamente invasivos
- Embolización de las arterias uterinas (EAU): Con esta técnica se bloquea el flujo sanguíneo al mioma, reduciendo su tamaño y aliviando los síntomas.
- Ablación endometrial: consiste en destruir el endometrio para tratar problemas como el sangrado uterino anormal.
- Tratamiento quirúrgico
- Miomectomía: Cirugía para extirpar los miomas (en la que se conserva el útero).
- Histerectomía: Extirpación completa del útero, indicada en casos severos o cuando otros tratamientos han fallado. Este es el único tratamiento definitivo.
- Seguimiento sin intervención: En mujeres asintomáticas o que y están muy cerca de la menopausia, puede recomendarse el seguimiento periódico, ya que los miomas tienden a disminuir después de esta etapa.
El tratamiento de los miomas debe ser siempre individualizado.
¿Es posible prevenir los miomas uterinos?
Prevenir completamente los miomas uterinos no siempre es posible debido a la combinación de factores genéticos y hormonales que influyen en su desarrollo.
Sin embargo, varios estudios reflejan que ciertos hábitos saludables pueden reducir el riesgo o al menos ayudar a controlar su crecimiento.
Consejos para reducir el riesgo de miomas:
- Mantener un tejido graso saludable: Un exceso de tejido adiposo puede aumentar los niveles de estrógenos, lo que favorece el crecimiento de los miomas. Mantener un estilo de vida saludable donde la alimentación sea adecuada y practicar actividad física regularmente ayudará a mantener este órgano endocrino sano.
- Lleva una dieta rica en frutas, verduras y fibra: El consumo de alimentos ricos en antioxidantes y fibra puede ayudar a regular el metabolismo hormonal y reducir la inflamación sistémica. Se ha asociado una dieta mediterránea con un menor riesgo de miomas.
- Niveles de vitamina D correctos: se ha relacionado el déficit de vitamina D con mayor incidencia en la aparición de miomas.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y reducir las carnes procesadas: El alcohol y las carnes procesadas están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar miomas, probablemente por su impacto en el metabolismo hepático y hormonal.
- Controla el estrés: El estrés crónico puede alterar el equilibrio hormonal y afectar la salud en general. Técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o la terapia psicológica pueden ser útiles.
- Consulta regularmente a tu ginecólogo: La detección temprana es clave para prevenir complicaciones. Realizar controles periódicos permite identificar cambios en el útero antes de que causen síntomas importantes.
La mejor acción es la prevención, para evitar su desarrollo y aparición, procura mantener un estilo de vida saludable y consultar con tu ginecóloga en caso de notar cambios en el sangrado o síntomas que identifiques como anormales.
Si necesitas ayuda en tu alimentación, estaremos encantadas de ayudarte en consulta.
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